Un ejército debe estar donde
está el peligro, dispuesto a luchar en un nundinum. Se acabó eso de enviar
pretores a reclutar, equipar y entrenar tropas con una prisa tremenda alrededor
de Capua, para después enviarlos en una marcha de mil millas a enfrentarse con
el enemigo de inmediato. Capua continuará siendo el campo de entrenamiento, sí,
pero en el momento en que un soldado haya acabado su instrucción, debe ser
enviado inmediatamente a alguna frontera para incorporarse a una legión ya
instalada allí. Cayo Mario abrió las legiones al alistamiento de los pobres del
Censo por Cabezas; ¡oh, cómo lo odiaron los boni por eso!. Para los boni (los hombres
buenos), los pobres del Censo por Cabezas no tenían nada que defender, ni
tierras ni propiedades. Pero los soldados del Censo por Cabezas resultaron ser incluso
más valientes que los viejos propietarios, y ahora las legiones de Roma están formadas
exclusivamente por el Censo por Cabezas. Hubo una vez en que los proletarios no
tenían nada que dar a Roma excepto hijos; ahora le dan a Roma su valor y sus
vidas. ¡Una brillante jugada. Cayo Mario!
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