El
Nilo no se ha desbordado en cuatro años, Marco Antonio, porque el faraón es
estéril. Para curar a su pueblo, el faraón debe concebir un hijo con la sangre
de los dioses en sus venas; tu sangre es la sangre de César, y por el lado de
tu madre eres un Julio. He rezado a Amón-Ra e Isis y ellos me han dicho que un
hijo de tus muslos los complacería. Si tú lo deseas, me dejaré aparear contigo,
abriré mi vagina para que me penetres, y dejaré encantada que eyacules tu
semilla dentro de mí.
Pasión por los romanos. Un blog de divulgación creado por Xavier Valderas que es un largo paseo por el vasto Imperio Romano y la Antigüedad, en especial el mundo greco-romano.
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domingo, 24 de febrero de 2019
ALMIRANTE MENODORO
Menodoro,
también conocido como Menas, fue un almirante que sirvió bajo el mando de Sexto
Pompeyo durante la Revuelta siciliana en la segunda mitad del siglo I a. C.
Menodoro
fue un liberto de Pompeyo Magno, y cuando su hijo, Sexto Pompeyo, se erigió
como gobernador de Sicilia en 40 a. C., Menodoro se conviertióen uno de sus
almirantes. Capturó Cerdeña en 40 a. C., expulsando al gobernador de Octaviano,
Marco Lurio.
El
historiador Plutarco relata que durante un banquete a bordo del barco insignia
de Sexto, mientras se negociaba el pacto de Miseno (39 a. C.), en el que se
encontraban los tres miembros del Segundo Triunvirato, Octaviano, Marco Antonio
y Lépido, Menodoro le sugirió a Sexto Pompeyo: «Deberías cortar los cabos y
hacerte amo, no solo de Sicilia y Cerdeña, sino de todo el Imperio romano», y
Sexto le espetó que ya era tarde para hacerlo, que debería haberlo hecho él sin
avisarle, ya que Sexto les había dado su palabra de que nos les haría daño.
En 38
a. C. Menodoro rindió la provincia de Cerdeña a Octaviano y, a cambio, recibió
el rango ecuestre. Luchó por Octaviano bajo el mando del senador Cayo Calvisio
Sabino en la batalla de Cumae.
En 36 a. C. retornó con Sexto, pero éste
mantuvo vigilado a Menodoro, incómodo por tratar con alguien que cambiaba con
facilidad de bando. Murió mientras combatía en la Campaña iliria en 35 a. C.
CNEO SENCIO SATURNINO
Cneo
o Gneo Sencio Saturnino a fue un político romano del siglo I.
Saturnino
fue cónsul en el año 41 junto al emperador Calígula. Cuando este fue asesinado
ese mismo año, pronunció un discurso en el senado pidiendo la devolución de la
libertad e instando a sus compañeros senadores para preservarla. Su anillo, que
tenía grabada la imagen de Calígula, fue cogido y destruido por otro senador,
Trebelio Máximo. Cuando Claudio fue nombrado emperador, él y un senador amigo
suyo, llamado Pomponio Segundo, se prepararon a oponerse al nuevo monarca, por
la fuerza si era necesario y así restablecer el poder del senado. El ejército
apoyaba a Claudio y estaba preparado también para oponerse a los senadores
rebeldes, pero, en una reunión que tuvo con ellos, ganó a muchos para su causa.
Eutropio menciona a Sencio Saturnino como uno de los comandantes que
participaron en la conquista romana de Britania.
ADMETO
En la
mitología griega, Admeto (en griego antiguo, Ἄδμητος Ádmêtos, ‘indómito’, ‘insumiso’),
hijo de Feres y Periclímene, fue rey de Feras en Tesalia.
En su
juventud, Admeto tomó parte en la expedición de los Argonautas y participó en
la caza del jabalí de Calidón. Cuando sucedió a su padre en el trono, Admeto
fue famoso por su hospitalidad y justicia. Apolo, quien había sido condenado a
servir a un mortal por un año por haber matado a los Cíclopes, escogió la casa
de Admeto y se convirtió en su pastor (según algunas fuentes, fue por su estima
hacia Admeto). El dios quedó tan impresionado por el trato que le dispensó su
anfitrión que hizo que todas las vacas parieran terneros gemelos.
Apolo
también ayudó a Admeto a ganarse la mano de la princesa Alcestis, la hija de
Pelias, rey de Yolco. Alcestis tenía tantos pretendientes que Pelias exigía una
tarea aparentemente imposible a éstos para obtener la mano de la princesa:
debían uncir un jabalí y un león a un carro. Apolo ató los animales al yugo y
Admeto condujo el carro hasta Pelias, logrando así casarse con Alcestis.
Sin
embargo, Admeto no se encargó de hacer un sacrificio para Artemisa. La diosa,
entonces, llenó el aposento nupcial con serpientes, y Apolo tuvo que ayudarle
de nuevo: aconsejó a Admeto que hiciese un sacrificio a Artemisa, y la diosa
retiró así las serpientes.
La
mayor ayuda que Apolo le prestó a Admeto fue convencer a las Moiras de que
aplazasen su muerte predestinada. Apolo emborrachó a las Moiras, y éstas
accedieron a indultar a Admeto si lograba encontrar a alguien que muriese en su
lugar. Admeto creyó inicialmente que uno de sus ancianos padres moriría con
gusto en lugar de su hijo, pero cuando éstos se negaron, fue Alcestis quien
murió en su lugar por amor a él.
La
escena de la muerte se describe en la obra de Eurípides Alcestis, donde
Tánatos, el dios de la muerte, se lleva la esposa de Admeto al Inframundo. Mientras
Alcestis desciende, Admeto descubre que en realidad no quiere seguir viviendo:
Creo
que el destino de mi esposa es más feliz que el mío, aunque no pueda parecerlo.
Ningún dolor volverá a tocarla, y ha dado fin con gloria a los muchos problemas
de la vida. Pero yo, que he escapado a mi destino y no debería estar vivo,
viviré ahora mi vida con pena.
Esta
situación fue remediada por Heracles, quien hizo un alto en Feres de camino a
su trabajo con las yeguas de Diomedes. Al conocer lo que ocurría, Heracles
entró en la tumba de Alcestis y luchó con Tánatos hasta que el dios accedió a
liberarla, llevándola entonces de vuelta al mundo de los mortales. Otras
versiones cuentan que fue Perséfone, admirada por el sacrificio de Alcestis,
quien la liberó.
Admeto
tuvo tres hijos: Eumelo (el más famoso, que mandó un contingente de Feras para
luchar en la Guerra de Troya), Perimela e Hípaso.
OCTAVIA (HERMANA DE CÉSAR OCTAVIO) DICE SOBRE LAS BODAS ROMANAS
Los
viejos deberían casarse con muchachas jóvenes. Si las muchachas se casan con
muchachos, nunca crecerán o aprenderán, y si lo hacen, sólo un poco porque
ambos son igual de novatos.
PITÁGORAS DICE SOBRE EL ESPÍRITU
El espíritu del
hombre o el intelecto, tiene de la divinidad su naturaleza inmortal, invisible,
absolutamente activa, porque el espíritu es lo que se mueve por si mismo.
COELIA CONCORDIA
Coelia
Concordia o Celia Concordia (falleció hacia 406) fue vestal superiora (Vestalis
Maxima) y última vestal de la historia de la religión romana.
Coelia
Concordia ya era vestal hacia 384, cuando erigió una estatua a título póstumo a
Vetio Agorio Pretexto, un noble romano pagano que se había opuesto a la expansión
del cristianismo.
En
respuesta, la viuda de Pretexto Aconia Fabia Paulina, levantó otra de Celia
Concordia en el jardín de su casa.
Cuando
la antigua religión romana fue prohibida por el Emperador Teodosio I, el Templo
de Vesta fue cerrado en 391 y Celia Concordia dimitió como Vestalis Maxima en
394. Hacia el final de su vida, se convirtió al cristianismo, doce años después
de su dimisión como vestal.
CAYO MUSONIO RUFO DICE SOBRE LA FILOSOFÍA EN LAS MUJERES
El mismo raciocinio han recibido de los dioses las mujeres y los
hombres, el que utilizamos en las relaciones mutuas y con el que discurrimos
sobre cada cosa si es buena o mala y si es hermosa o fea. (...) Siendo así,
¿por qué entonces convendría a los hombres buscar e investigar cómo vivirían
mejor, que es en lo que consiste el filosofar, y a las mujeres no? ¿Acaso
porque conviene que los hombres sean buenos y las mujeres no?
QUINTO REMIO PALEMÓN
Quinto Remio Palemón a fue un
pedagogo y gramático romano del siglo I nacido en Vicenza.
Por Suetonio se sabe que fue
originariamente esclavo y que obtuvo su libertad y enseñó gramática en Roma.
Dio clases al retórico y
pedagogo hispanorromano Quintiliano. Este gramático definió la interjección
como la categoría que no tiene significado estable e indica una emoción.
SALVIANO DE MARSELLA DICE SOBRE LOS ESCLAVOS QUE ROBAN COMIDA
Se acusa a los esclavos de
tener bocas y barrigas glotonas. Esto no es de extrañar. Quien a menudo se
muere de hambre, ansía saciarse. Y, obviamente, cualquiera preferiría saciar su
hambre con manjares que sólo con pan. Así que, si un esclavo va a por la comida
que normalmente se le niega deberíamos perdonarlo.