Antonio es un descontrolado. Indolente, voraz, grosero, lascivo, y
para colmo borracho.
¡Nunca abandonará sus malos hábitos!. En su condición de Maestro
del Caballo, la reacción de Antonio ante la
creciente violencia de Roma fue dejar la ciudad y marcharse a cualquier otra
parte para... ¿cómo decía?...
«supervisar ciertos asuntos en Italia». Su idea de supervisión consiste en
literas llenas de queridas,
carretas llenas de vino, una cuádriga tirada por cuatro leones, un séquito de enanos,
cómicos de la legua, magos y bailarinas, y una orquesta de flautistas y tamborileros
tracios... Se cree un
nuevo Dioniso.
No hay comentarios:
Publicar un comentario