Príncipe
del Senado, padres conscriptos, el Senado sufre una crisis .Tengo aquí en este
rollo una lista de senadores que no volverán nunca más a esta Cámara porque han
muerto. Poco más de un centenar. Ahora bien, la mayor parte de ese centenar de
nombres es de pedaríi, senadores sin derecho a la palabra y sin un particular
conocimiento jurídico aparte del senatorial. Pero hay otros nombres, de hombres
cuya ausencia se hace notar, pues eran la cantera de presidentes de tribunal,
jueces y árbitros extraordinarios, oficiales de reclutamiento, legisladores y
magistrados. ¡Y no han sido reemplazados!. ¡Y tampoco veo iniciativa alguna
para reemplazarlos!. Mencionaré algunos: el censor y príncipe del Senado Marco
Emilio Escauro; el censor y pontífice máximo Cneo Domicio Ahenobarbo; el
consular Sexto Julio César; el consular Tito Didio; el cónsul Lucio Porcio
Catón Liciniano; el cónsul Publio Rutilio Lupo; el consular Aulo Postumio
Albino; el pretor Quinto Servilio Cepio; el pretor Lucio Postumio; el pretor
Cayo Cosconio; el pretor Quinto Servilio; el pretor Publio Gabinio; el pretor
Marco Porcio Catón Saloniano; el pretor Aulo Sempronio Aselio; el edil Marco
Claudio Marcelo; el tribuno de la plebe Marco Livio Druso; el tribuno de la
plebe Marco Fonteio; el tribuno de la plebe Quinto Vario Severo Hybrida
Sucronensis; el legado Publio Licinio Craso hijo y el legado Marco Valerio
Mesala.
Sí,
ya sé que hasta que no leamos la lista entera no apreciaremos debidamente
cuántos grandes y prometedores hombres han caído. Siete cónsules y siete
pretores. Catorce hombres de eminente autoridad para actuar de jueces, comentar
leyes y costumbres y salvaguardar el mos maiorum. Eso sin mencionar los otros
seis nombres que habrían llegado a ser eminentes o poco habrían tardado en
incorporarse a las filas de los dirigentes. Hay otros nombres que no he leído,
entre los que se encuentran tribunos de la plebe que se labraron menor fama
durante el cargo, pero que, no obstante, eran hombres de valía.
Esto
es una tragedia. Hay muchos nombres que
no están en la lista porque no han muerto, pero que se hallan ausentes de la
Cámara por diversos motivos, servicio en ultramar o en otras partes de Italia.
Incluso en la pausa invernal de esta guerra, no he podido contar más de cien
senadores reunidos en la Curia Hostilia, pese a que los residentes en Roma
están en la ciudad en esta época del año. Hay también una importante lista de
senadores actualmente desterrados debido a las consideraciones de la comisión
variana y de la comisión plautiana. Y hombres como Publio Rutilio Rufo.
Por
consiguiente, honorables censores Publio Licinio y Lucio Julio, os ruego
encarecidamente que hagáis cuanto sea necesario para llenar los asientos
vacantes. Dad la oportunidad a hombres de fuste y ambición de esta ciudad para
que cubran las desastrosamente diezmadas filas del Senado de Roma. Y nombrad,
además, entre los pedarii a quienes merezcan aportar su opinión y ascender en
el cargo. Muchas veces no hay suficientes senadores presentes para obtener
quorum. ¿Cómo puede el Senado de Roma pretender ser un órgano principal de
gobierno si no se alcanza consenso?
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