Es el padre que no tuve, el
marido de mi corazón, el hombre perfecto. ¿Quién en todo el mundo podría
compararse a él?. Ni siquiera Alejandro Magno, que fue un conquistador
aventurero, poco interesado en los aspectos prácticos del buen gobierno o los estómagos
vacíos de los pobres. Babilonia no atrae en absoluto a César. César nunca
sustituiría a Roma por Alejandría. ¡Ojalá lo hiciera!. Con César a mi lado, no sería Roma quien
dominara el mundo sino Egipto.
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