Todo gobierno necesita la clase correcta de
oposición: pero me temo que lo único que consigue una guerra civil es la aniquilación
de la oposición, que muchas veces nos ayudan a ver los propios fallos con todas
sus críticas y descalificaciones. Tener un Senado complaciente, lleno de mis
propios partidarios no me parece del todo sensato. Estoy entre la espada y la
pared por no tener una sana oposición senatorial leal, correcta, vigilante y
constructiva, que es lo que se necesita para gobernar. Lamento, también, ver
que a muchos senadores les importan más sus propios proyectos personales por
los que trabajan incansablemente por su propio beneficio, antes que el
bienestar de la propia Roma que empieza cuando llega la prosperidad hacia los
romanos más modestos.
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