Los comerciantes y banqueros
romanos que prestan a tipos más altos del 10% son despreciables usureros. Si
los prestatarios aceptan préstamos en condiciones exorbitantes, no son
candidatos adecuados para un préstamo, y eso todos los que sabemos de economía
lo tenemos claro lo sabemos. Para contribuir al bienestar de Roma debemos velar
por tener una economía saneada, y eso no es posible cuando los intereses
de los préstamos se exceden. Es más, unos tipos al 6% me parecen los justos,
equilibrados y adecuados, tanto para los prestamistas como para los prestatarios,
y cuando se exceden acaban perdiendo los unos y los otros, los especuladores o usureros
cuando ya no pueden obtener nada, y los deudores cuando ya no pueden pagar
nada, ni siquiera vendiendo su propia ciudadanía o libertad.
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