No
ignoraréis que yo me he pronunciado infinidad de veces en contra del
despilfarro de vidas en nuestros ejércitos, y creo que, en términos generales,
ha pasado la época en que nuestros ejércitos los mandaban militares ineptos. Si
no por otro, por mí sí lo sabe el Senado de Roma. Desde que Cayo Mario, el
hombre nuevo, enseñó a esos aficionados de Roma lo que es el generalato, he
advertido que el Senado está más predispuesto a dar el mando de sus ejércitos a
hombres nuevos de probada valía militar.
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