Habían
tenido siempre fama los Macedonios de ser amantes de sus reyes, pero entonces,
abatidos todos como cuando de pronto falta el apoyo, se entregaron a Emilio,
al que en dos días hicieron dueño de toda la Macedonia; este hecho parece
conciliar mayor crédito a los que atribuyen Todos estos sucesos a un especial
favor de la Fortuna. Pero aun es mas maravilloso lo que acaeció en el
sacrificio: pues sacrificando Emilio en Anfipolis, en el acto mismo cayó un
rayo en el ara, el que abraso las victimas y perfecciono la ceremonia. Con
todo, aun sube de punto sobre este prodigio y sobre la dicha de Emilio la
rapidez de la fama, pues al día cuarto de haber alcanzado de Perseo esta
victoria de Pidna, estando en Roma el pueblo viendo unas carreras de caballos,
repentinamente corrió la voz en los primeros asientos del teatro de que Emilio,
habiendo vencido a Perseo en una gran batalla, había subyugado toda la
Macedonia, y de allí se difundió luego la misma voz por toda la concurrencia;
con lo que en aquel día, fue grande el gozo que con algazara y regocijo se
apodero de la ciudad. Mas como luego se viese que aquel rumor vago no tenia
apoyo u origen seguro, por entonces se desvaneció y disipo; pero tenida a pocos
días la noticia positiva, se pasmaron todos de aquel anticipado anuncio, que
pareciendo falso dijo la verdad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario