Los cadáveres de otros emperadores -aunque no el de Tiberio- sí que fueron
arrojados el Tíber: el de Vitelio ( 69 d. C. ) y el de Heliogábalo (22 d. C. )
con seguridad, y probablemente también el de Cómodo ( 192 d. C. ). Los hermanos Graco habían sufrido esa misma
indignidad: Tiberio en 133 a. C. y Cayo en 121 a. C. Majencio fue acorralado en el Tíber, donde
murió ahogado cuando sus tropas salieron huyendo ante el ejército de
Constantino en la batalla del Puente Milvio
(312 d. C. ).
No hay comentarios:
Publicar un comentario