Aquellos que son más en número
vienen a la batalla confiados en sus fuerzas, no en su saber y consejo. Los que
son muchos menos y no acuden forzados a pelear poniendo toda su seguridad en su
seso y prudencia, van osadamente al encuentro. Y bien considerado, con razón
nuestros enemigos nos temen mucho más por esto que por el aparato de guerra que
traemos, pues vemos a menudo los más poderosos ser vencidos por los menos, a
veces por ignorancia y otras por falta de corazón. Ninguna de ambas cosas se
hallará en nosotros.
No hay comentarios:
Publicar un comentario