Partieron, pues, los fenicios
y navegaron por el mar del Sur. Cuando llegaba el otoño desembarcaban en
cualquier punto de África, sembraban y aguardaban el tiempo de la siega.
Recogida la cosecha, se hacían nuevamente a la mar, de suerte que, pasados dos años,
al tercero doblaron las Columnas de Hércules [el estrecho de Gibraltar] y
llegaron a Egipto. Y contaban lo que para mí no es creíble, aunque para otros
quizá sí: que navegando alrededor de África habían tenido el sol a la derecha.
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