Aquí
estoy, en silencio, describiendo mi vida en verso. Gocé de una brillante reputación
y de la mayor de las prosperidades. Yo, llamado Praecilio, natural de Cirta, fui
un hábil banquero. Mi honradez fue maravillosa y siempre me atuve a la verdad;
fui siempre educado con todos los hombres y ¿a qué afligido no socorrí? Siempre
me mostré alegre y hospitalario con mis queridos amigos; mi vida sufrió un gran
cambio con la muerte de la virtuosa Valeria. Durante todo el tiempo que me fue
posible, disfruté de las mieles del sagrado matrimonio; celebré cien felices
cumpleaños con virtud y felicidad; pero ha llegado el último día y el espíritu
abandona mis agotados miembros. En vida me gané los títulos que estáis leyendo,
pues la Fortuna así lo quiso. Nunca me abandonó. Seguidme de igual manera;
¡aquí os espero! Venid.
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