Se sabe que, cuando aún era niño, un día en el que fue a
saludar a Augusto con otros compañeros de su misma edad, éste le dijo
pellizcándole la mejilla: "También tú, hijo, saborearás nuestro
poder". Por su parte, Tiberio, cuando se enteró de que Galba estaba
llamado a gobernar, pero en su vejez, exclamó: "Que viva, pues, ya que
ello no nos atañe en absoluto".
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