En el templo de
Babilonia hay abajo otro templo, donde se halla una gran estatua de oro, y la
silla y el escabel son de oro, y el todo, según dicen los caldeos, está hecho
con ochocientos talentos de oro. Fuera del templo hay un altar de oro. Hay
también otro altar grande donde se sacrifican las reses crecidas, pues en el
altar no es lícito sino sacrificar víctimas tiernas. Todos los años, cuando
celebran la fiesta de este dios, los caldeos queman en el altar mayor mil
talentos de incienso. En ese templo había además en aquel templo una estatua de
oro de doce codos, de oro macizo; yo por mi parte no la he visto, pero refiero
lo que dicen los caldeos. Darío, hijo de Histapes puso asechanzas a esta
estatua, pero no se atrevió a tomarla, pero Jerjes, hijo de Darío, la tomó y
dio muerte al sacerdote que prohibía moverla. Tal es el adorno de este templo;
hay además muchas ofrendas particulares.
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