En efecto, andan todos
errantes, sin rumbo fijo, sin hogar, sin ley ni sustento establecido. Son,
pues, semejantes a fugitivos que llevan siempre consigo las carretas en las que
habitan […]. Semejantes a animales irracionales, no distinguen en absoluto
entre lo honesto y lo deshonesto. Sus palabras son ambiguas y enrevesadas, y
jamás han respetado una creencia o religión.
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