Ordenó colocar cohortes armadas alrededor de los templos
próximos al foro y fue a sentarse al lado de los Rostros en una silla curul con
traje de triunfador, en medio de banderas militares y de las águilas romanas.
Tirídates ascendió las gradas del estrado y se arrodilló ante Nerón, el cual,
levantándole y abrazándole, acogió su petición; le quitó la tiara y le colocó
la corona en la cabeza, y al mismo tiempo un pretor antiguo explicaba al
pueblo, traduciéndolos, los ruegos del extranjero. Desde allí le llevaron al
teatro, donde el emperador, después de recibir otra vez su homenaje, le colocó
a su derecha. La asamblea saludó entonces a Nerón con el título de imperator;
él mismo llevó una corona de laurel al Capitolio y cerró el templo de Jano,
como si no quedase guerra alguna por terminar.
( Suetonio)
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