Los griegos llamaban
"escarbamuros" a los ladrones: se debía a que los muros exteriores de
las casas del siglo V a. C. no tenían ventanas, por lo que los ladrones
sencillamente hacían agujeros en las endebles paredes de adobe. Aun en esta
casa de una familia pudiente, las paredes encaladas tienen ventanas escasas y
pequeñas, cerradas con postigos. La torre de la esquina es también un puesto de
vigilancia.
En el patio abierto, una mujer guisa en una olla y los niños
juegan con un perro. Los tejados, apoyados en vigas de madera, proyectan
sombra. Cerca, una mujer trabaja un telar colgado de la pared, en el que
confecciona la ropa de la familia. Otras mujeres trabajan en telares en la
estancia principal, el andrón o comedor.
En la cocina, un esclavo corta verduras frente al horno, y
el padre de la casa desayuna antes de salir a inspeccionar las labores que se
hacen en sus propiedades. En la torre, una bodega contiene sacos de tela hilada
y vasijas, mientras que en la habitación inferior un esclavo ayuda al joven de
la casa a tomar un baño. Afuera, un asno espera mientras las vasijas se llenan
con vino o con miel de los panales que hay bajo el techo de paja junto a la
pared.
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