Quinto Hortensio, orador forense rival de Cicerón,
tenía por costumbre regar sus plátanos con vino, pues sabemos que, en una causa
que tuvo que defender teniendo como oponente a Cicerón, pidió a éste que por
favor le cambiara el turno que le tocaba intervenir pues deseaba trasladarse a
su finca de Túsculo para regar personalmente con vino un plátano que había
plantado en ella.
( Macrobio, en "Saturnales").
Ese hecho da a entender que en la antigua Roma no hacía
falta que los abogados de las partes estuvieran presentes en el tribunal oyendo
los argumentos expuestos por el contrario.
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