Si la guerra no está terminada durante el verano
convendría que nuestros soldados se acostumbraran a esperar al invierno y no
buscar, como las aves de verano, nada más comenzar el otoño, un techo donde
cobijarse. Si la afición y el placer de la caza arrastran a los hombres bajo
nieves y escarchas a montes y bosques, ¿por exigencias de la guerra no vamos a
dar muestras del mismo aguante que el juego o el placer suelen suscitar?
( Tito
Livio en "Historia de Roma desde su fundación")
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