El padre de Marco Antonio era muy desprendido en sus
muestras de generosidad. No era muy acaudalado y casi todos los bienes de la
familia pertenecían a su esposa. Sucedió que una vez vino a verlo uno de sus
conocidos para pedirle dinero, pero él no lo tenía. Entonces ordenó a su
esclavo que llenara de agua una tina de plata y se la trajera. Cuando se la
llevaron, se mojó las mejillas como si fuera a afeitarse, pero en cuanto el
criado se alejó para atender algún otro asunto, le dio la tina al amigo diciéndole
que se sirviera de ella para lo que quisiera. Cuando su mujer echó en falta el
preciado objeto, se pusieron a buscarlo todos los criados de la casa, y Antonio,
al verla tan enojada que quería torturar a cada no de ellos, confesó y pidió
perdón por lo que había hecho.
( Plutarco en "Vida de Antonio")
No hay comentarios:
Publicar un comentario