Por cierto que el carácter y el valor del joven César
Octavio son admirables. ¡Ojalá pueda dirigirlo y sujetarlo cuando llegue al
culmen de los honores y el favor con la misma facilidad con la que he venido
sujetándolo hasta ahora!. En esos momentos resulta más difícil, pero no desespero.
El muchacho está convencido, sobretodo gracias a mí, de que nuestra salvación
depende de él..
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