La bebida, mi reina, ha arruinado al mundo; incluso Alejandro
Magno había muerto porque su estómago estalló después de una pantagruélica borrachera.
Y, vaya a donde vaya, en mis legiones tengo rotundamente prohibido el llevar
cualquier tipo de bebida alcohólica, por muy baratas que pretendan vendérmelas.
Se las prohibí, incluso a Marco Antonio, so pena de venderlo como esclavo si le
pillaba bebiendo vino dentro de mi campamento o de servicio en mis campañas. Si
César no bebe, tampoco lo pueden hacer mis legados, ni mis oficiales,
centuriones o legionarios. Así siempre estamos sobrios para cualquier campaña o
batalla, ¿lo comprendes, mi reina?.
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