Tengo
miedo. ¡Mucho miedo! Nunca lo imaginé. Es inevitable y nada puede hacerse;
pronto habrá acabado todo y ya no oiré, sentiré ni pensaré. Habré acabado. No
seré nada. Eso no da dolor. Es el sueño eterno. Yo, Lucio Cornelio Sila, que
fui rey de Roma sin corona pero ceñí la de Nola, dejaré de ser y sólo quedaré
en el recuerdo. Porque sólo eso es la inmortalidad: ser recordado en el mundo
de los vivos. Casi había concluido mis memorias; sólo me quedaba una parte por
escribir. Una obra para que me juzguen los futuros historiadores, y más que
suficiente para borrar la sombra de Cayo Mario. Él no pudo escribir sus memorias.
Yo si. Y seré el vencedor. ¡He vencido! Y de todas mis victorias la victoria
sobre Cayo Mario es la más preciada.
( C.
McC. )
No hay comentarios:
Publicar un comentario