Durante
el consulado de Marco Vinucio y Quinto Lucrecio [19 a.C.] y, después, bajo el
de Publio y Gneo Léntulo [18 a.C.] y, en tercer lugar, durante el de Paulo
Fabio Máximo y Quinto Tuberón [11 a.C.], habiendo unánimemente decidido el
pueblo y el Senado que fuese yo responsable único y máximo del cuidado de las
costumbres y las leyes, no quise que se me confiara una magistratura en
términos que hubieran resultado contrarios a la tradición ancestral; pero las
actuaciones que el Senado deseaba por entonces de mí las llevé a cabo, fundado
sólo en mi potestad tribunicia. Y aun para esa misma función pedí y recibí del
Senado, por cinco veces, un colega
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