Los macedonios, acostumbrados a luchar contra griegos e
ilirios, habían visto heridas producidas por jabalinas, flechas y rara vez
lanzas; pero cuando vieron los cuerpos mutilados por la espada hispana (de los
romanos), con los brazos cortados con hombro y todo, los cuellos seccionados
por completo con las cabezas separadas del tronco, las vísceras al aire y otras
horribles heridas, se daban cuenta, en una reacción general de pánico, de la
clase de armas y de guerreros con que iban a tener que combatir.
( Tito Livio en "Historia de Roma desde su fundación",
hablando del uso que hicieron los romanos del gladius, la espada corta de los
hispanos, contra Filipo V durante la Segunda Guerra de Macedonia).
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