Walia o Wallia (¿?-418) fue rey de los visigodos entre 415 y 418,
adquiriendo reputación de bravo guerrero y gobernante prudente. De la dinastía
baltinga, hijo de Atanarico, y hermano de Ataúlfo (según Baronio, era
hijo, pero se sabe que todos los hijos de Ataúlfo eran jóvenes y todos fueron
asesinados por Sigerico), fue elegido al trono tras los asesinatos de éste y de
su sucesor Sigerico.
Tras el asesinato de Ataúlfo en
415 se generó una lucha por el trono entre Sigerico y Walia. En un principio
accedió al poder Sigerico, quien en sus siete días de gobierno dio pruebas
inequívocas de sus intenciones: mandó matar a los seis hijos de Ataúlfo, para
evitar futuros descendientes, y atacó sin piedad a Gala Placidia, viuda
de Ataúlfo. Esta situación causó un gran malestar entre los partidarios de
Walia, quienes asesinaron a Sigerico el séptimo día de su reinado.
Intentó establecerse en el
norte de África pero una tempestad dio al traste con sus expectativas, y falto
de víveres firmó la paz con el emperador romano Honorio y un tratado
(foedus) con el que Walia se comprometía a entregar a Gala Placidia (hermana de
Honorio raptada por Alarico I y que había sido esposa de Ataúlfo)
y a expulsar de la península ibérica a los pueblos bárbaros que habían
penetrado en el año 409.
De los cuatro pueblos bárbaros (vándalos asdingos, vándalos
silingos, suevos y alanos) que se asentaron en la Península sólo quedaban dos,
pero cuando parecía que también serían aplastados por Walia, Honorio decidió
cambiar su plan y entregó a los visigodos la Aquitania para que se
estableciesen allí. Fijó entonces la capital del reino visigodo en Tolosa (la
actual ciudad de Toulouse, en Francia).
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