NUNC DIMITTIS
En el ejercito, tu licencia puede incluirse en cuatro
apartados distintos:
1.- Misso causaría es para aquellos que hayan sufrido
heridas que les impidan continuar su servicio militar. Estas heridas pueden ser
heridas verdaderamente incapacitantes o pequeñas lesiones que, no obstante,
impidan a un legionario llevar a cabo sus funciones correctamente. En cualquier
caso, el paciente sera examinado de pies a cabeza hasta que los médicos
confirmen, a su pesar, que Roma no podrá obtener mas beneficios por el dinero
invertido en alimentar y entrenar a ese soldado concreto. Una misso causaría es
una licencia honrosa, y la pensión dependerá del tiempo que haya durado el periodo
de servicio.
2.- La misso ignominosa no es una licencia honrosa.
Todo lo contrario. Esta licencia le anuncia al mundo que el licenciado es un
mal tipo que no sirve ni para el ejercito. Y la sociedad romana no quiere saber
nada de un sujeto semejante. Se le prohíbe vivir en Roma y entrar a trabajar al
servicio del Imperio. Además, cualquiera que fuera el crimen cometido, es muy
probable que también le supusiera al reo una tanda de latigazos
que llevara marcados para siempre como una prueba mas de su deshonor.
3.- La misso honesta es una licencia honrosa. Esta es
la mejor forma de licenciarse con diferencia. Tu servicio se ha cumplido a
plena satisfacción del emperador y del ejercito, y tienes derecho a la pensión
completa y al resto de privilegios que te asisten como ex soldado del Cesar.
4.- Mortuus est es la forma
alternativa de abandonar el ejercito: muriéndote.
Los auxiliares recibirán una tablilla especial de
bronce para conmemorar su licencia. Los legionarios son ciudadanos y, dado que
el gobierno imperial quiere creer que los buenos ciudadanos están
suficientemente registrados, no requieren de mas documentos. Y los registros
-por ejemplo, en el enorme archivo de la Colina Capitolina- están siempre
disponibles cuando sea necesario hacer una comprobación. Así, la declaración de
cualquiera que pretenda ser un soldado retirado puede ser contrastada a petición
de las autoridades implicadas, y un archivo es mas difícil de falsificar que
una tablilla de bronce. Además, cuando un grupo de soldados se licencia en
bloc, frecuentemente harán una colecta y construirán un pequeño memorial para
celebrarla ocasión.
¿UN HOMBRE LIBRE?
Este es un momento muy importante. Tras un cuarto de
siglo de vida regimentada, en la que cada hora del día ha estado controlada por
revistas y toques de corneta, el ex legionario es un hombre libre. Puede
decidir al fin a que hora levantarse y que desayunar. Esto suena estupendamente
hasta que uno se da cuenta de que la libertad implica tener que buscarse una
cama de la que levantarse y también organizarse uno mismo el desayuno. Después
de 25 años en los que todo lo han organizado otros, resulta un tanto impactante
descubrir que estas cosas no ocurren solas.
¿QUE OCURRE DESPUÉS? OPCIONES:
1.- Aquellos que se vean completamente perdidos en el
caos de la vida civil pueden librarse de el por el camino mas drástico: se van
de vuelta para el cuartel y se reenganchan. Después de todo, si uno se alisto
por primera vez cuando era un adolescente aun le deben de quedar una o dos
décadas decentes para el servicio.
2.- Otros serán arrastrados a otra institución, la del
matrimonio. No es extraño que los legionarios tengan una esposa, excepto a
efectos legales, en el vicus que hay fuera del campamento, esperando con los niños
a que el legionario vuelva y la convierta en una mujer decente. Son muchos los
legionarios que han empezado un negocio provechoso prestando servicios a su
antigua unidad, vendiéndoles suministros o proporcionando servicios mas
"personales", gracias a sus contactos y a una paga final que equivale
a 14 anos de salario. Otros se habrán casado por interés lejos del campamento, obteniendo al mismo tiempo una participación en un negocio y una esposa sacada
de la descendencia de su nuevo socio. Aquellos que estén planeando timar a un
ex soldado inocentón se lo pensaran dos veces ante la
perspectiva de recibir una visita por parte de un grupo de ex camaradas de la
victima, mal encarados, poco amistosos y que insisten en saber donde esta el
dinero.
3.- Alternativamente, esta la posibilidad de empezar
de nuevo cambiando de aires. Si el ejercito acaba de conquistar un territorio
nuevo, la mejor forma de mantenerlo seguro es la de poblar en el una ciudad con
legionarios licenciados. Para Roma, es la solución ideal: los legionarios vivirán
rodeados de gente que tiene el mismo estilo de vida que ellos y, en caso de
emergencia, estos siempre pueden sustituir sus ropas civiles por una armadura y
reaparecer como cuerpo de combate perfectamente entrenado y operativo. Por
supuesto, los nativos que hayan perdido sus tierras a favor de los colonos no estarán
demasiado contentos, pero cuando te conquistan eso pasa de todos modos, y esa
es precisamente la razón de que haga falta asentar a los legionarios. No
obstante, los que se asienten en tierras de otros deben saber que se requerirá
tacto para integrar a los desposeídos en el nuevo orden y en el impulso económico
que suele acompañar a la romanización de cualquier nuevo territorio.
EL ATAQUE DE LOS EX AUXILIARES
Hay una razón que explica que los auxiliares sean
convertidos en ciudadanos al final de su periodo de servicio, además de asegurarse
su lealtad durante la duración de este. Tras completar dicho periodo de
servicio, el auxiliar conoce el ejercito romano al detalle, con sus virtudes y
sus puntos débiles. Esto puede convertir a un antiguo auxiliar en un enemigo
peligroso si decide volver con su pueblo y utilizar esos conocimientos contra
Roma. La vez que mas cerca ha estado Roma de la derrota fue en el 90 a. C.,
cuando sus aliados se rebelaron y tuvo que enfrentarse con un enemigo que usaba
armas, armaduras, disciplina y entrenamiento idénticos a los suyos. Pero incluso
cuando actúan individualmente, los auxiliares pueden llegar a ser peligrosos,
como demuestra esta galería del terror:
133 a. C. Yugurta sirvio a las ordenes del general
Escipion Emiliano en Hispania, distinguiéndose en el asedio a Numancia. Después
usurparía el trono de Numidia. Tras varios anos de guerra contra los
romanos -en la que obligo a rendirse al ejercito de Aulo Albino- fue finalmente
derrotado por Cayo Mario.
73 a. C. Espartaco. Aparentemente miembro de una unidad de
auxiliares tracios al servicio de Roma, Espartaco se dedico al bandolerismo
tras su licencia. Tras ser capturado y sentenciado a muerte en la arena, logro
escapar y organizo un ejercito de esclavos fugados y de desposeídos en Italia.
Saqueo toda la península por delante y por detrás hasta su derrota a manos de
Licinio Craso, que mas tarde ocuparía el cargo de triunviro.
9 d. C. Arminio . Su traición resulto especialmente
dolorosa, porque como jefe de la tribu de los queruscos tenia el rango ecuestre
y era oficial de auxiliares. Contaba con la confianza de Quintilio Varo, y se
aprovecho de la misma para organizar una emboscada que barrio a tres legiones en
el Bosque de Teotoburgo. Arminio moriría mas tarde en una batalla entre
distintas facciones de su liberado pueblo.
17 d. C. Tacfarinas . Antiguo soldado de los cuerpos
auxiliares, Tacfarinas se dedico al bandolerismo tras su licencia, convirtiéndose
en un dolor de cabeza para los romanos en Numidia. Se enviaron muchos ejércitos
en busca de sus móviles guerrilleros, pero los romanos tardaron anos en poder
arrinconarlo y matarlo en Auzia.
69 d. C. Cayo Julio Civilis. A pesar de ser ciudadano romano, indujo a una unidad
entera de auxiliares batavos a traicionar a Roma junto con otras unidades de auxiliares
galos. Estas tropas sitiaron a los desmoralizados legionarios de Castra Vetera,
en el Rin, convenciendo a algunos para que desertaran. La revuelta fue
finalmente sofocada por el ejercito romano al mando de Ptellio Cerialis, pero
Civilis mantuvo una posición lo bastante fuerte como para imponer una paz
negociada, tras lo que desapareció de la historia.